Autor: Pedro Real Valdés.
Concretamente, en relación con Rio Tinto, no deja de ser evento curioso, a la vez que divertido, narrado por Avery, al explicar el motivo por el que la Compañía instaló retretes en las casas de Bella Vista, ello debido a una indisposición estomacal de Sir Auckland, en su primera visita a las Minas.
Si grata acogida tuvo la decisión de Geddes, por parte de la colonia inglesa, con no menor simpatía se recibió el relevo del Director, Browning, no sólo por sus compatriotas si no, también, por la generalidad de trabajadores, quienes hubieron de sufrir su autocracia durante los 19 años largos que duró el mandato. (1908-1927) personaje éste, que con acierto, califica Gil Varón en su tesis doctoral como; “Odiado y amado, alabado y vituperado, que llenó con su presencia los años más amargos y quizás más fecundos de la historia de Rio Tinto”.
Por supuesto, la forzada dimisión del mentado Director, era producto del mal entendimiento y nulo “feeling” con el Presidente que, habiendo conseguido desembarazarse de aquél, le fue difícil digerir uno de los problemas que más preocupaciones y perjuicios causó a la Compañía y, en definitiva le tocó encarar al flamante Chairman.
El caso “Pilkington” (ya descrito en la página “Minas del Rey Salomón”), conmovió los fuertes pilares económicos de la Compañía de Rio Tinto, hasta el punto de que, ni los buenos oficios del Capitán B. de U, Charles, contratado para representar los intereses de la Co., en Madrid, (amigo personal del Gral Primo de Rivera) evitaron la elevada multa que el Ministro de Hacienda, Calvo Sotelo y su comisión, determinaron le fuese impuesta por fraude al Tesoro.
El detalle de la sanción puede ser consultado en el tratado de Miguel A. López Morell, Pag.423 (La casa Rothschilds en España) ó, también, en “El Diario de Huelva” de 7.11.1928
Además del “Calvario” que el delicado tema representaba para la Compañía y consiguiente seguimiento para Geddes, -aunque menor- era preocupante la demanda que “por despido improcedente” presentaba el antiguo Director de la Mina, Browning, al entender se le debían salarios por importe de £250.000 devengadas durante los casi 20 años de empleo. Aprovechaba los difíciles momentos de liquidez por los que atravesaba la RTCL, declinando cualquier negociación de aplazamiento, jugando bien su propia carta.
A pesar de que el problema con el Gobierno Español había sido creado en tiempos de su gestión, la Dirección de la Compañía estimó no implicarse en otro pleito, resolviendo pagarle íntegramente, mediante un crédito bancario. Conclusión a la que, supuestamente, Sir Auckland llegó, con mandíbula apretada y bien cerrados puños de juvenil boxeador.
Finalizaba así, un triunfo más que añadir, a los que cosechó en diferentes huelgas y conflictos laborales, el que fuera llamado Rey de Huelva.
En los años sucesivos, la experiencia diplomática debió ser útil a Geddes para encarar problemas derivados de la exportación de mineral, principalmente a Alemania, con las que se mostraba temeroso desde 1936, por las simpatías del Gobierno del General Franco hacia el régimen nazi y, finalmente, conducirían a la declaración de guerra el 3 de Septiembre de 1939 por Inglaterra.
Numerosos trabajos describen, (por parte de personas muy autorizadas, -cualidad con la que personalmente, no contamos) el período de la administración de este Presidente de la RTCL y que, conformaron, en gran medida, la historia de Rio Tinto.
Con ceguera y, como consecuencia de precaria salud, falleció en el Hospital de Chichester el 8 de Junio de 1954
Nunca podré mostrarte lo agradecido que estoy por regalarnos este trabajo. Por algo tus vecinos te llaman "Maestro".
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